La era de la resiliencia
Corren tiempos de nuevos conceptos difíciles de aplicar en las vidas cotidianas de los ciudadanos que viven y conviven en nuestras ciudades. La transformación y el nacimiento de nuevos conceptos surgen de las nuevas necesidades globales en las personas y las necesidades de las personas en su entorno diario y cotidiano. El carácter de supervivencia humano hace que apostemos por mejorar, reconvertirnos y de construir nuevos puentes que mejoran el confort de las vidas de las personas y ciudades.
En este punto será muy fácil manifestar que la resiliencia surge de una obligación de proyección a futuro y no, como hasta ahora los planes estratégicos, de una necesidad planificada. Mientras en la resiliencia se trabaja para solucionar shocks traumáticos antiguos y ajenos a las ciudades y interviene todos los factores, agentes, infraestructuras y recursos, en los planes estratégicos marcábamos nuestros sueños de ciudad en una planificación detallada, consensuada y muy dialogada y surgÍa una planificación de actuaciones en todos los ámbitos de ciudad. La resiliencia nace de la obligación y no de la necesidad.
En el campo de la empresa, de la industria, de la producción, el riesgo y los retos son unos puntos mas en cada reunión de trabajo o proyecto a desarrollar. De ahí que el concepto resiliencia se nos tenga que quedar grabado en la mente para los próximos años dentro del mundo globalizado donde desarrollamos nuestra actividad empresarial.
La resiliencia viene para quedarse como herramienta en constante evolución para que agentes y factores como las universidades, empresa privada, agentes sociales, gobiernos, inversiones se unan en fuerzas y dedicación en la proyección futura a medio y largo plazo de nuestras ciudades económicas, urbanísticas, sociales, con el apoyo de recursos tan importantes como los humanos de nuestras universidades, los recursos económicos de las empresas privadas, de los recursos de las necesidades sociales de agentes, sociales como los de la mujer, de la gente mayor, de los que mas necesitan un mayor esfuerzo y como parte participativa la del sector político y público.
Desde el sector privado tenemos que aplaudir y apoyar con recursos económicos y de soporte de sus infraestructuras para que generaciones futuras aporten su rico conocimiento para que esas sinergias económicas puedan aplicarse como RESILIENCIA en aquellas ciudades necesiten. Que se creen mesas de dialogo con TODOS los agentes sociales, que se creen mesas de trabajo con instituciones y administraciones públicas y políticas, que entre todos podamos concluir con todos los datos que marcarán como crear riqueza, sostenibilibad y mejorar la vida en aquellas ciudades donde la transformación económica sea una necesidad latente después de años de escasez económica, de nuevas inversiones en infraestructura y sociales, y planes de futuro.
Desde el sector privado, pues, definiría la RESILIENCIA como la agrupación los factores que intervienen en un ciudad como son las personas con la cultura, el desarrollo urbano, los recursos y que sepamos reconducir nuestro rumbo hacia un aprendizaje constante con nuestros universitarios y que hagamos participativos a nuestros políticos de turno en un proyecto que va mas allá de uno o dos mandatos electorales y que prevalece la fuerza y la capacidad de transformación y renovación de una ciudad con la participación activa y evolutiva de TODOS los factores y agentes sociales que forman la nueva ciudad resiliente.
Muchos entenderemos el concepto de forma muy diferente pero todos ellos pueden y deben formar como para indispensable en la resiliencia y que todos ellos tendrán la capacidad de superación, transformación con las herramientas y recursos que tengamos para mejor la vida y el confort de nuestras ciudades.
